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dilluns, 17 d’agost del 2009

AFINADO DE UNA GAMO

Llega a mis manos una Gamo de las modernas, de esas con mucho plástico. Pero el propietario ha tenido la buena idea de ponerle una culata de otro modelo, en madera, que está muy bien y la verdad es que queda mucho mejor. Su propietario la ha bautizado como “Hunter Sport“. De todos modos, esta especie de funda del cañón en material plástico que quiere darle un look de rifle “fluted” es algo repelente. Tan repelente como la asquerosa vibración que produce el sistema de muelle bailarín dentro del pistón y alrededor de una guía, incluso más delgada que las de modelos precedentes… Maldita sea, es que tirar con este arma me pone de los nervios. Sus vibraciones (malas) son insoportables. Conste que la pruebo a conciencia, aguantando el desagradable sonido, hasta lograr que sin trazas de dieseling, haga unas series de disparos con velocidades más o menos constantes con un promedio de 286 metros por segundo con proyectiles JSB Match Diabolo del 4.5 (0.52 gramos), cosa que representa 21.26 julios. También pruebo con Baracuda de 0,68 gramos y la velocidad baja hasta un promedio de 225 metros/segundo que corresponde a unos 17.2 julios. Queda claro que a esta señorita no le gustan los “pesados”.




Las pretensiones de su propietario son emplearla en Field Target, aún que es consciente que no es el arma ideal, pero quiere que se la deje de forma que pueda disfrutar sin hacer excesivamente el ridículo… Se trata pues de hacerle unos ajustes para que ande más suave y vibre menos, además de mejorarle algo el disparador.

Considero que este cañón enfundado de plástico que la convierte en excesivamente ligera de la punta no es para nada idóneo para conseguir precisión, pero como a mi amigo, sí le gusta, pues me olvido del “defecto” (a mi entender) y pongo manos a la obra para mejorar lo posible esta carabina Gamo.

Como de potencia anda muy bien teniendo en cuenta lo acostumbrado por Gamo, procuraré con el suavizado del mecanismo no perjudicar este parámetro. Esto obliga a actuar con mesura pues indefectiblemente, cualquier actuación tendente a frenar la vibración del muelle, ralentiza su reacción y merma prestaciones. Por lo tanto habrá que hilar fino para lograr una cierta quietud, pero sin pasarse…

El primer frente que se me ocurre atacar es fabricarle una especie de funda interior del pistón, al estilo de las Fénix, que de paso que disminuye el espacio libre entre el interior del pistón y exterior del resorte, ayuda a mantener en su sitio la grasa que se pone y que suele tener tendencia a colarse hacia la cámara de compresión, a base de ir pegando tiros, y producir efecto diesel. Tomo las medidas y busco una lámina de acero inoxidable del grosor adecuado, que previa confección de una plantilla de papel para ver como entra en el pistón, procedo a cortar tal como se aprecia en la foto:



Poniendo en el interior un mártir de acero de diámetro adecuado procedo a doblar los “dientes de sierra” que le he practicado y que serán la parte que el muelle presionará contra el interior del frontal del pistón.



Como la lámina es difícil de dominar, presionará ella misma contra las paredes interiores del pistón. Sólo hay que ser meticuloso en la medida pues si es mayor que el diámetro interior, se superpondrán sus extremos, pero si es de tamaño escaso, tendrá tendencia a no entrar en contacto con la parte interior del pistón en todo su diámetro y rozará demasiado con el muelle al no tomar la forma totalmente circular. Pues ya ven es cuestión de precisión…



La otra actuación tendente a disminuir el “baile” del resorte, consiste en modificar la guía. Comparando la guía del arma con una de un modelo anterior que tengo guardada desde que adapté un Gas-ram a la carabina que lo contenía, constato horrorizado que no sólo Gamo no ha mejorado el ajuste (cosa deseable), sino que inexplicablemente han practicado un ligero rebaje de la guía, en la parte donde se posiciona el muelle y no así en el sector que soporta el separador ese de plástico típico… ¿Será posible? ¿Es que alguien consideró que aún no “cantaba” suficiente…? ¿O quizás con esto pretendieron aumentar algo la potencia al eliminar el roce totalmente? Inaudito. Visto lo que hay, procedo a arrancar el tubo-guía del cabezal en que está insertado y rebajo adecuadamente un tubo de medidas procedentes que será entrado a presión:



Tras practicarle los agujeros para el pasador y la rosca para el tornillo de fijación, como continuación de los del cabezal, sujeto el conjunto al torno aprisionando esta parte en el plato y el otro extremo apoyado en el punto giratorio. Rebajo en toda su longitud a pasadas finas y probando cada vez, hasta que noto que el muelle entra un pelín forzado. Luego a alta velocidad y con telas esmeril de grano decreciente pulo hasta que tengo la sensación que entra ajustado pero suave… ¿Como les explico yo? Es una sensación que sólo se conoce después de haber desmontado ingentes veces las carabinas que al probar habían disminuido (además de la vibración) las prestaciones. Cuantas más se llevan tuneadas, más probabilidades tiene uno de acertar a la primera…



Acto seguido en el dispositivo de fresado que acoplo al torno (no poseo fresadora y buena falta me hace a veces), procedo a practicar tres rebajes planos en la parte de la guía que entra en contacto con el resorte, para que, guiando su expansión firmemente mediante las tres aristas resultantes, produzca el mínimo roce y por tanto poca merma de prestaciones. No se si científicamente tiene fundamento, pero la práctica me ha demostrado que va bien. Una vez a punto, queda tal que así:



En cuanto a atenuación de vibraciones, lo dejo como concluido. Se que se pueden añadir arandelas de materiales sintéticos y otras zarandajas, pero a mi modo de ver varían el sonido resultante final, pasando de un Tocccc… a un Flooppp… o algo así, pero ya es cuestión de gustos. Con que desaparezca el Tuaaannnggg, ya es suficiente. Soy partidario de conseguir quietud y contundencia con componentes metálicos y un buen engrasado. Que sea duradero… Que no de problemas antes de que se deba cambiar el muelle, por lo menos.

Acto seguido y con el fin de mejorar el deslizamiento del pistón dentro de la cámara de compresión, especialmente en el acto de montar el arma, le practico un “embotonado” clásico. La parte delantera del pistón jamás roza con el tubo porqué el sello, que es de mayor diámetro, ya lo mantiene centrado, pero la parte trasera que quizás en su avance, empujado por el muelle, tampoco llegue a rozar la cámara, si que tiene tendencia a hacerlo en el proceso de montado. Como la biela accionada por el quiebre del cañón empuja por la parte inferior, el pistón se desplaza hacia atrás apoyándose por la parte superior en el interior de tubo-cámara y el rayado de esta es posible si no hay un buen engrase, del que no soy partidario si queremos evitar el dieseling especialmente en los primeros tiros después de un tiempo de inactividad.

A mi modesto entender, la grasa (muy pegajosa), sólo debe estar en el muelle suavizando fricciones con el interior del pistón y con la guía. Delante del sello, por descontado que ni olerla. Los laterales del sello se pueden engrasar mínimamente (simplemente con los dedos pringados), en el momento del armado de la carabina para que los primeros deslizamientos no sean traumáticos, asi, a los pocos tiras habrá desaparecido el efecto diesel. Y el exterior del pistón para nada debe tener grasa, por lo que casi es obligado el embotonado. Las fábricas, lógicamente, no pueden opinar así por cuestión de costes. Ah, si… En la ranura por donde desliza la biela, si que pongo un poco de grasa, claro, pero POCA. En algún tuneo “de categoría” habrá que probar unos insertos de bronce fosforado o algún tipo de material sintético para prescindir incluso aquí de la grasa. ¿Tanta manía hay que tenerle a la grasa??? Pues si queremos regularidades de muy pocos metros por segundo entre tiro y tiro y sobre todo que desde el primer disparo (tras un descanso prolongado) sepamos que andamos en la potencia exacta con la que hemos regulado las miras, si. Aún que en España no sea el caso, imaginen que en la caza con aire comprimido, que en esencia es de precisión pura, pues un tiro es definitivo y no hay segunda oportunidad casi nunca, estamos media mañana rastreando alguna pieza o aguardando en un comedero o bebedero horas, y en el momento de la verdad, por haberse colado algo de grasilla en la cámara nos sale un primer disparo potentísimo y nos arruina la puntería…

El procedimiento, ya es conocido de sobra:

Se practican, en la parte posterior del pistón, tres agujeros equidistantes repartidos por la circunferencia del mismo:



Acto seguido se procede a tallar una rosca:



Con una varilla de material sintético (a gusto del consumidor) del diámetro apropiado para que se pueda forzar el roscado (no la rosco previamente) y así quede firme:





Luego, para dejarlo a la medida adecuada para que deslice bien y sobresalga algo de la superficie del pistón, es necesario centrar perfectamente y dar unas pasadas en el torno:



Aclaro que el sobrante interior de los “botones” la corto con un cuchillo o “cutter” puesto que no es crítico porque quedan protegidos por el forro interno de chapa.

Llegado a este punto, tenemos el corazón de la máquina a punto. Será cuestión de meterle mano al “cerebro” que podemos considerar que es el sistema de disparo. Como no hace mucho desarrollé un inserto que aplicado en el interior de la cola del disparador, proporciona una mejora considerable en el accionamiento y una sensación de “dos tiempos” bastante aceptables, procedo a fabricar la piececita y tras varias pruebas y retoques consigo que funcione a gusto. Esto es lo que va dentro del gatillo:



Para saber más sobre este dispositivo, se puede leer esto:

DISPARADOR GAMO

Después de todas estas actuaciones es tiempo de montar todo. En los muelles les pongo, desde hace tiempo, una grasa que es adecuada para las cadenas de las máquinas y que es muy pegajosa. Tiene la textura (y también el color) de la miel. En las máquinas, a pesar de la velocidad de giro, no se suelta y por lo tanto, en el muelle de un “resortero” resiste bien las sacudidas sin abandonar su sitio.



En las pruebas posteriores, tras tan sólo una veintena de tiros de asentamiento, y Chrony mediante, consigo, contra pronóstico, unos resultados mejores si cabe a los que daba de origen.

Con los citados Match Diabolo de 0,52 gramos, la velocidad es de 288 metros/segundo promediando una decena de tiros. En cuanto a los Baracuda de 0,68 gramos se queda por los 228 de promedio también.

O sea, que 21 julios y medio en una Gamo, con un tiro más que agradable y una regularidad que anda por los tres y pico metros por segundo entre tiro y tiro como máximo, considero que está muy bien.
Ahora la pelota está en el tejado del amigo, que es quien tiene que esmerarse en su dominio para conseguir buenos resultados…